Carta de un delincuente
Sigo
cada uno de tus movimientos, sé todo sobre vos...
Hola mi nombre es….bueno, no importa lo importante es mi alias o
sobrenombre que es como se me conoce en el mundo del hampa, puedes
llamarme “EL CLAVO”.
Si te interesa la seguridad
de tu casa, de tus familiares o de tus seres queridos por favor pon
mucha atención a lo que te voy a decir, ya que guerra avisada solo mata
tontos.
Para empezar me declaro tu enemigo y como tu enemigo mi principal
objetivo será hacerte todo el daño que pueda.
No me conoces y es mi primera ventaja, ya que incluso podré pasar por tu
lado y nunca sabrás que te ando vigilando y sigo cada uno de tus
movimientos y también los de tus seres queridos.
Te horrorizarías de solo enterarte lo bien que conozco donde vives donde
y hacia donde te desplazas, los lugares de distracción que frecuentas y
hasta tu lugar de trabajo y estudio.
Tal vez estas pensando, que, como tengo tiempo para saber todo eso, pues
es simple; yo no trabajo y tengo todo el tiempo a disposición mía y solo
mía. Dejo que otros trabajen para mí, ya que solo debo esperar a que mis
enemigos como tú amasen mi fortuna, y uno a uno luego sin prisa ni
demora me dará lo que yo quiera.
Mi principal virtud es la paciencia, ya que especialmente en tu
caso invertí varios días en conseguir la información que necesito para
pasarte mi cuenta y digo inversión por que mi trabajo me permite no
estar enfocado en un solo objetivo, así que simultáneamente pude
observar también todo el movimiento de tus vecinos y tus compañeros de
trabajo.
Ya pronto o tal vez antes que a ti, según sea la oportunidad, les pasaré
a ellos su propia cuanta o venderé la información a otro colega que
pagará muy bien por ella, al final no soy egoísta y sé compartir mis
ganancias.
Si, a veces necesito vender esta información ya que luego de un
golpe, debo desaparecer del sector, hasta que se enfríe la sartén y sea
seguro retornar nuevamente.
Por que no puedo desperdiciar la información conseguida, o que
pensaste…que es fácil saber que tipo de chapas y
candados utilizan, la altura de tus muros, la distancia de las ventanas,
los ridículos alambres de púas que algunos ponen, cuantos son los
miembros de la familia, si tiene o no empleadas, que tipos de vehículos
poseen, que valores tienen, en que cuartos guardan sus objetos de valor,
como y cuando y a donde salen, a que hora regresan, a que hora pasa
dando sus rondas el guardia de seguridad, a que hora están solos los
niños, ancianos o mujeres, si se puede seducir a la empleada o entrar en
combinación con el guardia, jardinero, electricista, inspectores de luz,
agua o teléfono y en algunos casos hasta familiares o amigos.
NO…! no fue fácil conseguir esta información y por eso no la puedo
desaprovechar.
Si, si y mil veces sí y aunque no lo creas yo poseo esa información y
no dudaré ni un segundo en utilizarla pues…
simplemente, todos tenemos que comer.
Pero que hacer mientras espero el momento propicio para el gran golpe,
simplemente esperar y dar algunos golpecitos menores que por lo menos me
den para el rancho. Que se yo, tal vez asaltar a alguno de los tontos
descuidados que siempre andan por el mismo recorrido, y sin darse cuenta
pasan por lugares que ya identifiqué que están medios oscuros y donde
nadie podrá ayudarlos y donde tengo un montón de vías para escapar.
O tal vez a uno de esos estudiante que andan con sus mochilas por la
calle y exhibiendo sus celulares, billeteras, para que sus cuates los
vean sin darse cuenta los muy estúpidos que yo también los vi y que
también tengo necesidad de algunas veces llamar por teléfono.
O entre dos o tres colegas nos vayamos de ronda a cazar incautos
portadores de tarjeta de crédito o debito, a los cuales se ha vuelto
extremadamente fácil pedirles prestado algo de efectivo, ya que una
soguita en el cuello y una apretadita de dedos con un alicate los
vuelven los mejores cantores del mundo. A estos hay que cazarlos
saliendo de los boliches de buena onda y si al final no tienen mucho que
prestarnos: igual, por lo menos estrenamos ropita.
O también entras a una tienda y adquieres algunas prendas escondiéndolas
entre tus ropas, o ingresas a oficinas de atención al público donde
puedes adquirir una gama de adornos de mesa, accesorios de computadora,
maletines o prendas de vestir de otros clientes, calculadoras, celulares
y un sin fin de todo lo que puedas necesitar y que los incautos
confiados ponen a tu entera disposición.
O hacernos pasar por empleados de alguna empresa o institución y
colarnos a robar algunas herramientas, equipos y otros que por sus
escasos sistemas de seguridad, que en la mayoría de los casos es más que
un show de tercera, no nos pueden detectar. Si supieras lo fácil que es
esto.
En fin, tengo un sin número de opciones mientras espero que
gentilmente te descuides y me permitas visitarte.
Prometo que en
lo posible no lastimar físicamente ni a tu persona ni a tu familia, pero
ten por seguro que si me veo en peligro no dudaré
en hacerlo.
Ya fueron varios “clientes” enemigos míos que aún sabiendo que estaban
en desigualdad de fuerza, trataron de hacerse los héroes y
lastimosamente quedaron boca arriba, al final no me interesa, para mi
cuentan como otra baja del enemigo. No tengo remordimientos, ni nunca me
sentiré culpable. Ya que todo se olvida al momento de disfrutar mi
botín.
Bueno querido enemigo mío, me decidí a escribirte, por el simple hecho,
que el trabajo se está volviendo muy monótono, ya que todo el mundo vive
descuidado y por mas recomendaciones que les hacen les vale un pepino
cuidarse a si mismos y se ha vuelto muy pero muy fácil robarles. Para
una persona audaz como yo, esto es simplemente inaceptable, algunas
veces busque incluso ya cambiar de rubro, pero tengo el derecho de
seguir haciendo lo que mejor se hacer por el resto de mi vida, al final
no sé hacer otra cosa.
Y como dice mi lema “Matar, Robar y Destruir” es lo que me hace existir.
Ahora te desafío a que trates de detenerme, trata
de hacer que entrar a tu casa, tu trabajo, u otro lugar, sea un
verdadero desafío para mí. No tengo límites y no escatimaré recursos
para lograr mi objetivo, desde robarte simplemente tu billetera o tu
celular o hasta vaciarte totalmente tu casa.
Desde timar a la gente haciendo pagos a tu nombre o hasta desbancarte tú
cuenta en el banco.
Desde asaltar a uno de tu seres
queridos o hasta llegar a secuestrar a uno de ellos.
Si no sabes como protegerte, mejor pregunta alguien que tal vez lo
sepa, pero ten cuidado, ya que tal vez acabes hablando conmigo mismo.
Sin mas que decirte y esperando tu próximo
descuido, te saludo atentamente.
EL CLAVO
Desde Bolivia, Franz nos hace llegar esta "cartita", buen material para reflexionar. Gracias!
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