Cómo
pensar en forma segura
Cualquiera puede entrenar su mentalidad en seguridad…
mirando el mundo desde la perspectiva del bandido
Por Diofanor Rodríguez CPP
Cómo piensa un hombre de seguridad
Barnett Pearce, periodista norteamericano, decía:
“No se puede cambiar de paradigma sin atravesar un terremoto”. Sin
embargo, parece ser que casi siempre queremos atravesar un seísmo
sentados cómodamente a la mesa y tomando un café.
Muchos expertos manifiestan que la forma de pensar del hombre de
seguridad es “arte y experiencia” lo que en realidad es fundamentación y
rigor científico. La realidad es que ya sabemos todos que la imaginación
(en todos los sentidos y desde todas las perspectivas) resultaría corta
para idear por sí sola algunas de las cosas que vemos diariamente en la
realidad y es por esta razón que los hombres de seguridad siempre
deberán tratar de anticipar los movimientos de los adversarios basados
en un método lógico como es el análisis de riesgos, pero también en uno
intuitivo como lo es ver las cosas de ópticas diferentes y poco comunes.
Esta manera de pensar no es natural para mucha gente. No es natural para
los administradores. La buena administración implica pensar sobre cómo
se hacen las cosas bien para lograr el resultado esperado; la mentalidad
en seguridad involucra pensar sobre cómo las cosas pueden estar hechas
para fallar. Esto implica pensar como un agresor, un competidor o un
delincuente. No se tiene que explotar las debilidades para encontrarlas,
pero si no se ve el mundo de esa manera, nunca se notarán tantos
problemas de seguridad.
Muchas veces se especula sobre cuánto de esto es natural, y cuánto es
enseñable. En general, desde mi óptica, considero que es una forma
personal de ver el mundo y que es más fácil enseñar algunas experiencias
en relación con las vivencias de la seguridad, tales como un ataque o
falsificación de documentos, que enseñar algo sobre mentalidad en
seguridad.
Qué pasa cuando no hay mentalidad de
seguridad
La falta de mentalidad en seguridad explica en gran parte la mala
seguridad que en muchos lugares encontramos, por ejemplo controles
de acceso, tarjetas de pago electrónico, tarjetas ID, claves de ingreso
a computadores. Los administradores de seguridad están tan ocupados
haciendo que estos sistemas funcionen, con el ánimo de que la inversión
realizada por la organización tenga un retorno apropiado, que no se
detienen a identificar cómo podrían fallar o hacerlos que fallen y
entonces encontrar cuantas de dichas fallas podrían ser explotadas.
Enseñar a los administradores una mentalidad en seguridad contribuirá en
gran medida a hacer los sistemas de seguridad física del futuro más
seguros.
Esta parte es obvia, pero sin duda la mentalidad en seguridad es
beneficiosa de muchas otras maneras. Si la gente puede aprender a pensar
fuera de su enfoque limitado y ver una imagen mayor, ya sea en
seguridad, en política o en su vida diaria, se convertirían en usuarios
más sofisticados, empleados más escépticos y menos gente crédula.
Si más personas tuvieran una mentalidad en seguridad, los servicios
que comprometen la organización y las oportunidades no serían tantas.
Sucedería menos que discos de almacenamiento portátiles se pierdan con
información confidencial de proyectos en desarrollo, y no tendríamos que
aprender algunas cuantas lecciones de seguridad por la vía más dolorosa:
las pérdidas. La red de suministro eléctrico podría ser más segura. El
robo de identidad podría ir a la desaparición. Los registros
confidenciales como las futuras inversiones y productos desarrollados
podrían ser más privados. Si la gente tuviera una mentalidad en
seguridad, la ingeniería social tendría una disminución considerable,
pues los delincuentes se darían cuenta que podrían ser atrapados.
No hay nada prodigioso en la forma de pensar del gerente de
seguridad; cualquiera puede entrenar su mentalidad en seguridad
simplemente tratando de ver el mundo desde la perspectiva del bandido.
Entonces surgen cosas como: Si yo quiero eludir este dispositivo de
seguridad en particular ¿Cómo podría hacerlo? ¿Qué debo hacer para
saltar una cerca? , ¿Qué podría haber hecho para infiltrar un buen
proceso de selección? Y entonces, ¿Cómo podría protegerme yo mismo de
estos ataques? La mentalidad en seguridad es una habilidad inapreciable
de la que se puede beneficiar cualquiera, sin importar su recorrido
profesional.
La mentalidad de seguridad, es algo que en muchas organizaciones no
existe, pues muchos consideran que es una forma mal intencionada de ver
las cosas; pero la realidad es otra, pues si reflexionamos un poco nos
daríamos cuenta que en múltiples ocasiones, hemos generado pérdidas a la
organización por no poseer un poco de suspicacia o, dicho de otra
manera, poseer una mentalidad de seguridad que nos indique el por qué si
o por que no realizar una negociación.
Pasar de un extremo a otro nuestro modo de pensar constituye, por
consiguiente, el reto de mayor alcance y, por ello el más ineludible, de
cuantos tienen por delante las organizaciones del mundo moderno. Con
toda esta perspectiva, la condición previa y necesaria para que se pueda
desarrollar en nosotros esta nueva forma de pensar, es básicamente como
lo propone Eligio Resta (jurista italiano): “Limpiar el terreno de
falsos problemas y ajustar la cuestión a sus aspectos esenciales”.
Finalicemos diciendo entonces que la forma de pensar del hombre de
seguridad está relacionada en la mayoría de las veces con el hecho de
que la percepción de la seguridad no se ajusta a la realidad de la
seguridad, porque la percepción del riesgo no es igual con la realidad
del riesgo.
Muchas veces nos preocupamos por las cosas
erradas, prestando demasiada atención a riesgos menores y poca atención
a los riesgos mayores.
No evaluamos correctamente la dimensión de los diferentes riesgos.
Mucho de esto puede deberse a mala información o malos estudios, pero
hay ciertas conductas que se repiten una y otra vez. Como lo muestra el
libro: "Beyond fear" de Bruce Schneier del cual he tomado los siguientes
cinco aspectos sobre la mentalidad de seguridad:
1. La gente exagera los riesgos espectaculares y puntuales y minimiza
los riesgos comunes
2. La gente tiene problemas estimando el riesgo de algo que sale de su
situación habitual.
3. Los riesgos personificados son percibidos como mayores que los
anónimos
4. La gente infra-valora los riesgos que asumen voluntariamente y sobre
valoran los riesgos de las situaciones que no controlan.
5. La gente sobre-valora los riesgos de los que se habla y son expuestos
públicamente.
Espero con esto contribuir un poco en la discusión sobre como pensar de
forma segura.
Diofanor
Rodríguez, CPP, es experto colombiano en seguridad. Gracias!
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