Cómo hacer más seguras
a las cárceles
El
contrabando de celulares en las cárceles es una pandemia global, que
permite toda clase de delitos
Por Virginia Rosas
El
contrabando de celulares en las cárceles
El contrabando de celulares en las prisiones de Estados Unidos (NE: y en
nuestros países) ha
alcanzado proporciones de pandemia: el 50% de los presos posee uno
y estos aparatos han llegado a lugares tan resguardados como los
“corredores de la muerte”, sectores de alta seguridad de las cárceles en
los que transcurren los días de los condenados a la pena capital.
El problema, al parecer, es imparable debido a la proclividad a la
corrupción de los funcionarios y empleados penitenciarios, que reciben
sobornos cuatro veces mayores por introducir teléfonos móviles en las
cárceles, que por traficar con heroína, según comprobó John Moriarty,
inspector general del sistema penitenciario de Texas, estado cuya
legislación permite ahora condenas de hasta 40 años de cárcel a
detenidos y funcionarios implicados en tráfico de celulares.
Los
delitos que se realizan desde las cárceles
Los criminales que cumplen condenas en las prisiones de Estados Unidos
se sirven de estos aparatos para planear extorsiones, secuestros, fugas,
motines simultáneos en diferentes instituciones penitenciarias y hasta
asesinatos de testigos, como fue el caso de Carl Lackl, que debía
testificar en un juicio de tráfico de drogas y fue ultimado
por sicarios del acusado Steven Byers, quien se comunicaba con ellos
gracias a varios celulares que guardaba en su celda.
Ni las sanciones ni los perros especialmente entrenados en Maryland y
Virginia, para detectar no solo celulares, sino los
microchips en los que se almacena la información de estos, han podido
detener la ola del tráfico de equipos telefónicos portátiles.
Por eso la Administración Nacional de Telecomunicaciones e Información
de Estados Unidos (NTIA, por sus siglas en inglés) autorizó una prueba de interferencia de señal de celular en una institución
correccional de Cumberland, en el estado de Maryland, a fin de demostrar
al Congreso estadounidense que se pueden bloquear las señales ilegales
sin perjudicar a los usuarios de teléfonos celulares en los alrededores
de la prisión.
Un proyecto de ley de comunicación segura en
prisiones está a la espera de su aprobación en la Cámara de
Representantes y se pretende que este test sirva de impulso para su
aceptación.
Si el sistema funciona en Estados Unidos, podría estudiarse la
posibilidad de instalarlo en las prisiones de otros países, desde donde se
organizan secuestros, asesinatos y todo tipo de tráficos gracias al uso
de celulares... y nunca se encuentra a los culpables de introducirlos en
las cárceles, ni se muestra cómo fueron castigados.
Modificado
a partir de material tomado del sitio web del Comercio, http://elcomercio.pe Gracias!