Policía
y Seguridad Privada: Una
relación compleja
Tiene
sentido liberar a la Policía de las tareas menos relevantes, pero es un
proceso lento.
Los presupuestos de las policías
están muy acotados
Las fuerzas
policiales de todo el mundo operan bajo la presión de presupuestos
extremadamente acotados mientras que, a su vez, aumentan las demandas
públicas y políticas de la aplicación de la ley y del orden.
Muchas de las fuerzas policiales de los países industrializados han
llegado a la conclusión de que algunas de estas tareas podrían ser
desarrolladas por empleados civiles o contratistas sin dañar su
reputación ni intereses.
Hasta el momento, la experiencia ha sido variada tanto en Gran Bretaña
como en otras partes del mundo. Se están evaluando los éxitos así como
los problemas no resueltos de ambos lados y todavía se espera que surjan
nuevas preocupaciones.
La
tercerización de las tareas policiales
La contratación de civiles o contratistas por parte de las fuerzas
policiales no es nueva. A menudo se pueden observar civiles, como por
ejemplo, médicos forenses, encargados de sistemas o secretarias que
llevan a cabo tareas administrativas y técnicas como personal
no-policial.
Lo que es relativamente nuevo –y en algunos casos controvertido – es el
uso de personal no policial en posiciones antiguamente asociadas -tanto
por la policía como por el público en general - con tareas u
obligaciones tradicionales de la policía.
Este cambio refleja la existencia de ciertos factores que van desde
demandas operativas – notablemente por la creciente amenaza terrorista -
hasta las demandas políticas que exigen una alta visibilidad policial.
Existe la preocupación entre los oficiales de la policía de que sus
servicios y status se vea socavado o disminuido de cualquier otra forma
por tales movimientos. También existe un alto grado de cautela por parte
del público sobre cualquier clase de cambios de las fuerzas policiales
del sector público al privado.
Es por todo esto que la tercerización de la policía ha avanzado muy
lentamente. Los cambios han estado principalmente ligados a los
crecientes miedos y temores por delitos y a las demandas adicionales
relacionadas con las medidas contra el terrorismo.
No obstante, parecería que algunos servicios de la policía están cada
vez más abiertos a la teoría conocida en ingles como “tip of the spear”
utilizada por los estrategas militares y por la cual estos dan prioridad
al despliegue de hombres y esfuerzos en las tareas principales a costas
de las tareas y roles no esenciales o periféricos.
Todo esto ha resultado en un traslado gradual de tareas previamente
realizadas por oficiales de la policía a compañías o agencias externas o
a personal civil directamente empleado por la policía.
Tareas
policiales realizadas por civiles
Gran Bretaña ha sido uno de los países que abrió camino tanto a la
tercerización como a la contratación de civiles. Las compañías de
seguridad privadas han adoptado una gran cantidad de tareas que la
policía ha decidido abandonar para dedicarse a otras tareas en las
cuales se siente más productiva y en las que pone en práctica su
capacitación, experiencia y autoridad.
Entre estas tareas se encuentran:
• Recepción de dotaciones de personal y mesa de ayudas (helpdesk)
• Control de huellas digitales, fotografías, muestras de ADN y
verificación de antecedentes de sospechosos
• Custodias en estaciones de policía
Aunque las 44 autoridades de la policía de Gran Bretaña tienen un alto
nivel de autonomía, el gobierno tiene grandes facultades de influencia
sobre la policía a través de su Oficina Interna que determina las
políticas de presupuesto.
Los recientes esfuerzos del gobierno inglés por reducir la cantidad de
autoridades policiales tanto por razones operativas como presupuestarias
han fracasado frente a la fuerte oposición de las fuerzas policiales.
Posiblemente, como consecuencia de esta retirada, el gobierno inglés se
esmere más en persuadir a las autoridades policiales en expandir la
tercerización para acotar los gastos.
El sistema político estadounidense, donde las prioridades de aplicación
de la ley son decididas mayoritariamente por los gobiernos estaduales,
de condado y por la iglesia, es más flexible – y más radical – que los
modelos centralizados del Reino Unido y de Europa en general.
Condiciones similares se aplican en otros sistemas federales como por
ejemplo Australia y Canadá.
Una de las consecuencias es que la tercerización ha sido implementada
durante los últimos años en los Estados Unidos con compañías de
seguridad privada que, con frecuencia, operan como agentes policiales de
facto. Uno de los ejemplos más sorprendentes fue la decisión adoptada
por el gobernador de Florida a mediados de 1960 de contratar a Wackenhut
para reemplazar a investigadores policiales en una campaña contra el
crimen organizado.
Hay otros ejemplos de fuerzas policiales en pueblos pequeños que son
reemplazadas en su totalidad por contratistas como medidas de reducción
de gastos o en respuesta a otras necesidades.
En otras jurisdicciones, por lo general, en los países en desarrollo o
con regimenes más autoritarios, el servicio de la policía es más cerrado
y defensivo que en las naciones industrializadas.
La policía puede inclusive ser un elemento muy importante de los
gobiernos, así como también puede desempeñar un rol importante al
proveer la seguridad comercial tanto a intereses locales como
extranjeros. Esta combinación de influencia e intereses propios por lo
general sirve para asegurarse de que las oportunidades de tercerización
queden siempre reducidas al mínimo.
Aceptación y
resistencia a a privatizaciòn de tareas policiales
Los gerentes que están a cargo de identificar las áreas de la policía
que pueden ser tercerizadas se han esforzado invariablemente por
despojarse de las tareas que son poco populares o rutinarias. Muy pocos
policías se unen a las fuerzas policiales para trabajar como
guarda-cárceles, recepcionistas u operadores telefónicos
independientemente de la importancia de estas tareas.
Mas problemático es todavía el creciente uso de personal de apoyo a la
comunidad no uniformado proveniente del personal civil o de compañías de
seguridad que es designado para efectuar tareas de patrullaje en la vía
publica.
Desde el punto de vista de la policía - especialmente entre los policías
de rangos más bajos – dicha “degradación” pone en peligro su autoridad y
las posibilidades de mejorar en sus carreras.
Estas percepciones, por lo general, resultan en actitudes defensivas e
inclusive hostiles para el personal no policial - que trae implicancias
por supuesto para la moral, la eficiencia y la seguridad.
Además, la policía siempre tiene un interés dual en el éxito de algunos
aspectos de la tercerizacion que puede limitar su crecimiento mucho más
que los límites reales presentes.
Por ejemplo, en un estudio realizado en 2004 por la Fundación Rowntree
sobre la policía del Reino Unido, los investigadores notaron que la Ley
de Policía y Magistrados de 1994 permitía a las fuerzas cobrar más por
el tiempo de sus oficiales.
Desde entonces, esta modalidad ha cambiado dependiendo de las
condiciones locales y las habilidades de los oficiales o agentes.
Es probable que desde la fecha en que se llevó a cabo este estudio a la
actualidad se haya desarrollado un espíritu más empresarial.
Dicha monetización de las funciones “cívicas” constituye una
prescripción para un conflicto de intereses, ya que la policía daba
crédito a algunos aspectos de las compañías de seguridad mientras que
por otro lado competía con ellas.
Es un asunto complicado desde el punto de vista administrativo y
político debido a las grandes preocupaciones basadas en el traslado de
facultades de policía al sector privado. Por lo general, no existen
problemas en que personal no policial ocupe puestos relacionados con
tareas internas de la empresa (back office). Sin embargo, se puede
observar una marcada resistencia cuando el personal de seguridad privado
es quien debe prestar las tareas tradicionales de policía.
El
futuro de la tercerización de las tareas policiales
Es probable que continúe la resistencia contra todo tipo de esfuerzos de
tercerización en todos los niveles de la policía. Sin embargo, la
amenaza de terrorismo global posterior al 11/9 ha permitido a la policía
reafirmar una preeminencia que algunos creían que seria menoscabada por
el sector privado.
Una combinación de confianza y necesidad de
financiar ciertas actividades adicionales y de especialistas creadas por
las prioridades dadas a la lucha contra el terrorismo, podrían hacer que
la policía acepte y dé algunas concesiones a las compañías del sector
privado.
Quizás existan más posibilidades, por ejemplo, en puestos
“administrativos” tales como el control de tráfico y otras tareas de
seguridad estáticas, pero solo en un contexto de estricto control y
mando por parte de los oficiales de policía.
Es probable que la relación entre los servicios de policía y las
compañías de seguridad privada continúe sea siendo compleja, pero, no
hay dudas de que continuara en beneficio de ambos grupos.
Artículo tomado del sitio web de G4S, www.g4slatam.com
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