Manejo y resolución de
crisis con rehenes
El concepto de crisis es genérico y contiene la toma de rehenes
Por Eduardo M. Arizaga
Hace ya bastante tiempo que venimos escuchando hablar de distintos
incidentes con toma de rehenes.
En cada situación, los medios referir la intervención de un negociador.
Se infiere que éste será aquella persona que pueda, mediante diferentes
técnicas, brindar una alternativa válida más para resolver el incidente.
El título otorgado a tal sujeto es el de "Negociador de rehenes", aunque
lo correcto sea hablar de equipo de negociación.
En sí, tal etiqueta ha quedado hoy en día y a escala global, caduca. He
aquí, el porqué del título: Crisis es un término amplio, que contiene no
sólo una toma de rehenes. A fin de desarrollar el tema con cierta
profundidad, repasaremos el origen moderno de los conceptos de
negociación en crisis.
Los inicios del trabajo profesional
ante crisis con rehenes
Las décadas de los '60 y '70 estuvieron signadas por diferentes eventos
violentos que no se encontraban contenidos por conflicto bélico alguno.
La violencia en ocasión de una guerra es algo que la sociedad tiene más
o menos aceptado. Con esto no quiero significar que la guerra sea
soportada socialmente sino que es usual suponer que en toda
conflagración bélica habrá violencia.
Ya a fines de los años 60 se comienzan a vislumbrar hechos violentos que
se salen de los hasta entonces conocidos. El terrorismo era una figura
que si bien resultaba antigua en la historia mundial, el común de la
gente no lo tenía presente por ese entonces. Se suceden para dicha época
los primeros secuestros de aviones y personalidades que, alcanzarán en
la década siguiente, su clímax.
No existía entonces una respuesta adecuada al problema. Las fuerzas
policiales se hallaban inermes. El clásico ejemplo, es la masacre de
Munich en septiembre de 1972. La policía de Munich no puede resolver
felizmente la situación y mueren 11 rehenes y 1 oficial de policía,
junto a 10 terroristas.
Dicho evento es recordado a nivel de las fuerzas de seguridad como aquel
que da nacimiento a los grupos tácticos o de operaciones especiales (
GSG 9, GIGN, SO19, etc.).
Pero, cabe indicar que, aquel concepto - unidad especial de respuesta -
es anterior al hecho. Dichos equipos tienen su orígen con diferentes
variantes allá por los años 20, con las escuadrillas volantes de la
Polícia Municipal de Shangai en China continental y posteriormente con
la creación de la unidad SWAT de la Policía de Los Angeles, EE.UU en
1966/67.
Munich, llevó a repensar o a "crear" el concepto de negociación y manejo
de crisis en casos de toma de rehenes.
Tales situaciones que sí eran comunes en conflictos entre naciones, se
resolvían usualmente con la presencia de diplomáticos y negociadores
expertos que lograban o no liberar a los cautivos a cambió de algo o con
la amenaza del uso de la fuerza extrema.
En EEUU, el Departamento de Policía de la ciudad de Nueva York, observa
que una confrontación del tipo de la de Munich atenta contra la vida de
los retenidos, así como la de los policías y demás agentes
intervinientes sin olvidar al público en general. Harvey Schlossberg y
Frank Bolz, de dicha fuerza, desarrollan entonces, una serie de
directivas que tienen como meta aplicar tácticas que permitan la
resolución de este tipo de conflictos con la menor perdida de vidas
posible.
Qué
opciones tiene la policía frente a una toma de rehenes
Advierten así que, ante una toma de rehenes, la policía tiene diferentes
opciones;
1) contener y negociar;
2) el uso de agentes químicos;
3) el uso de tiradores selectos y por último,
4) el uso de la fuerza mediante el asalto.
Al plantear la negociación, resulta una constante, la velada (y no
tanto) amenaza del uso de la fuerza. Crearon así, el primer equipo de
negociadores de rehenes en el mundo.Ellos establecieron estos
principios:
· Contener el incidente.
· Negociar.
· Comprender la psique del captor.
· Reconocer la necesidad de dejar pasar el tiempo.
· No perder vidas.
Aún hoy en día, pasados 30 años, tales máximas siguen siendo de rigor.
Ellos establecieron el denominado enfoque suave al problema en contraste
con el enfoque duro, de exclusivo uso de la fuerza.
A lo largo de toda la década del 70, los incidentes se multiplicaron.
Igualmente aumentaron la cantidad de grupos que contenían y resolvían
las situaciones. La experiencia fue modificando las pocas normas
establecidas. La investigación instaura nuevas reglas.
A la cabeza de toda negociación, se halla la imperiosa necesidad de
salvar las vidas de los rehenes. El aumento de los incidentes llevó a la
progresiva especialización de los operadores. Al comenzar los años 80,
los equipos tácticos y los de negociación se hallaban solidamente
establecidos, tanto en los EE.UU como en diferentes países europeos
(Reino Unido, Francia y Alemania). Ante una toma de rehenes, los
amateurs habían sido dejados de lado.
El
trabajo profesional frente a la crisis
Gracias a los denodados esfuerzos de un grupo de especialistas, la
negociación en situaciones de toma de rehenes, se convirtió en la regla.
Nueva York y Los Angeles no eran las únicas ciudades con unidades de
resolución; por todos los EE.UU se habían diseminado las mismas al igual
que en Europa.
Al establecer procedimientos estándar de operación y sistematizarlos;
todos y cada uno de los integrantes de una fuerza policial podían
responder en forma efectiva al evento.
El FBI estableció también sus propias reglas, creando también una unidad
de negociación que trabajaba en forma estrecha con la Unidad de Ciencias
del Comportamiento.
En todos los casos, siempre se hallaba presente o disponible un
psicólogo (de primordial relevancia para poder contar con una evaluación
del sujeto captor).
Existen por supuesto, dentro de la historia, algunos "mitos" respecto de
los negociadores.
Es usual que se escuche decir que los mismos deben formar parte del
grupo táctico que amenaza con el uso de la fuerza. Al respecto cabe
indicar que si bien es posible que se de tal situación, la misma no es
la regla. Al contrario podríamos decir sin temor al error que hay muy
pocos equipos de negociación o negociadores que sean miembros de un
grupo táctico e incluso que la posición de negociador sea rotada entre
los miembros del mismo.
El ejemplo que se pone sobre el tapete usualmente es el del SWAT de Los
Angeles (llamado también el modelo de negociación de la costa oeste),
pero por otro lado, las policías de Nueva York, Chicago, Miami,
Washington, Londres, entre otras poseen a su vez ambas especialidades en
forma separada.
Pero, lo que sí resulta necesario es que - separados o no - realicen un
entrenamiento conjunto. Otra clásica postura es el nunca decir NO.
También lo fue, el no realizar concesiones.
En referencia a esto último, durante la 3° Conferencia Anual de la
Asociación de Negociadores de Rehenes del Estado de Florida, en los
EE.UU, uno de los disertantes, supervisor de la Unidad de Negociación en
Crisis del FBI dijo que, " durante años esa fue la técnica, hoy en día
podemos decir que a veces es necesario hacerlas. La palabra que prima
hoy en día es DEPENDE".
El último mito que mencionare es el del omnipotente negociador que todo
lo puede y decide.
La negociación se da entre dos personas pero con una trampa, el que esta
del lado de la ley tiene tras de sí un equipo que le da apoyo. Siempre
lo habrá. Podrá tener más o menos gente pero nunca es uno solo el que
interviene.
Generalmente un grupo de trabajo tiene un negociador primario, uno o
varios secundarios, un psicólogo, un especialista en inteligencia, uno o
varios técnicos y diferentes enlaces.
Más aún, los ojos del equipo de negociación están en los miembros del
equipo táctico y viceversa, el negociador se convierte en uno de los más
preciados agentes de información del grupo táctico. Resolver un
incidente no recae sobre el "solitario" negociador de películas. Es el
resultado de un esfuerzo mancomunado. Existe una estructura.
No
todas las crisis se desarrollan con rehenes
Finalmente y, luego de este merodeo, hemos llegado al título que nos
ocupa.
¿Porqué hemos hablado de manejo y resolución de crisis y no de toma de
rehenes? La respuesta es sencilla, y algo adelantamos al comienzo; no
siempre hay rehenes. Pero, aún sin ellos, eso no significa que no haya
que utilizar tanto al equipo de negociación como al equipo táctico.
Un suicida, un secuestro, una barricada, una toma de cárcel sin rehenes,
entre otros eventos implican la necesidad de negociar inicialmente.
Ello ha provocado el desarrollo de nuevas técnicas tanto para el que
negocia como para el que debe usar la fuerza. Incluso en algunos países
se ha comenzado a utilizar al negociador para realizar allanamientos
riesgosos en los que es inminente una respuesta armada por parte de los
allanados. Por su parte los miembros de los grupos de operaciones
especiales modifican a su vez sus tácticas.
El concepto de crisis es genérico y contiene la
toma de rehenes.
El manejo y la resolución de crisis ha sido llevada así incluso al
sector privado donde es usual entrenar al personal de cierta jerarquía
en la contención de la violencia en el lugar de trabajo. Hoy en día y
específicamente en Europa y EE.UU se entrena incluso al personal docente
en el manejo de crisis.
Obsérvese que la utilización de la palabra crisis no constituye
entonces un eufemismo, más bien refiere a la extensión práctica de los
diferentes problemas que enfrenta hoy en día la sociedad y la respuesta
que el profesional debe dar a los mismos.
NR: Este trabajo constituye sólo una aproximación personal al problema.
No contiene en sí información alguna que no pueda ser de conocimiento
público. No se ha hecho referencia alguna a tácticas y/o técnicas
específicas.
Eduardo Arizaga es un experto argentino en resolución de crisis con
rehenes. ¡Gracias, Eduardo!