La
droga ahora viaja en submarino
El submarino es el aliado más
novedoso de los narcotraficantes.
Por Hugo Alconada Mon
WASHINGTON.– Si todo se reduce a oferta y demanda, queda claro que
Estados Unidos es el mercado al que todo narcotraficante que se precie
de tal quiere entrar. Mueve miles de millones de dólares, pero el desafío es cómo ingresar en este país y los
narcos colombianos están dispuestos a todo para lograrlo.
Decenas de submarinos clandestinos fueron requisados por las
autoridades de Colombia y de Estados Unidos, destinados a unir la costa
colombiana con América Central y México, con hasta cinco toneladas de
carga. Es decir, de cocaína pura, que vale montañas de dólares en las
calles norteamericanas.
Los hay de todo tipo. Algunos son
muy simples, apenas algo
más que un tubo remolcado por barcos pesqueros o de carga.
“Fabricarlos cuesta hasta un millón de dólares cada uno”, detalló el
comandante de la Guardia Costera, Thad Allen, y remarcó que su misma
simplicidad también les da una ventaja: “Algunas veces son desmembrados
y rearmados en otros lugares, lo que los hace muy difícil de localizar".
Pero también hay otros más complejos, verdaderos submarinos con
motores diésel, de fibra de vidrio, 17 metros de largo y espacio para
cuatro tripulantes, como los que detectó la Guardia Costera colombiana en un astillero clandestino.
Otro,
hallado dos meses antes, tenía 20 metros de largo. Ambos
estaban en diques secos de madera, en esteros cercanos a Buenaventura,
el mayor puerto de carga del país y salida natural de Cali, centro de
uno de los carteles de narcotráfico más poderosos del mundo.
Uno de los submarinos estaba listo para ser botado, el otro, 70 por
ciento concluido. ¿Los motores? Diésel de 350 caballos de fuerza, con
tanques que proveían autonomía para navegar varios cientos de
kilómetros, y sistemas de lastre y de comunicaciones que no dejan
huellas, según la Armada colombiana.
El hallazgo del astillero también dejó en evidencia que los carteles de
la droga, con fondos suficientes para financiar casi cualquier proyecto
que se les ocurra, apuestan a los submarinos como una redituable
ruta de distribución de sus mercancías, entre la costa mexicana del
Pacífico -hasta Tamaulipas- o en distintas escalas en América Central,
como Guatemala.
"En muchos casos no frenan. Y es difícil detenerlos", señaló
Allen, que
agregó que la Guardia Costera está trabajando junto con el Departamento
de Defensa para analizar como abordar estos submarinos.
Hugo Alconada Mon
es periodista de La Nación http://www.lanacion.com.ar. Gracias!