Directivos de Seguridad:
El
desafío de comunicarnos bien
¿Cómo comunicarnos bien con nuestros colaboradores y en
nuestras intervenciones públicas?
Hoy en día, para un profesional de seguridad de alto nivel, una
correcta comunicación es imprescindible no sólo en la relación con el
propio equipo de trabajo y los clientes, sino en todas las facetas del
desempeño profesional.
Cuando hablamos de comunicación, consideramos que el mensaje “es” el
contenido que debemos transmitir: un estudio técnico, etcétera., y es
cierto. Pero cuando abordamos la comunicación en público, sea éste
numeroso o no, implica la imprescindible y necesaria presencia del
exponente como especialista del tema para conducir la presentación.
En muchas ocasiones al asistir a una presentación, lo que suele hacer
el ponente, es acompañar al auditorio a leer el contenido que reflejan
las pantallas - no siempre bien diseñadas - en Power Point... pero
todo el mundo sabe leer. ¡Los asistentes no necesitan que el ponente
lea una pantalla!.
Actualmente la sociedad de la información y la tecnología nos ofrecen
múltiples opciones y canales para enviar información a nuestros
receptores: DVD, Internet, prensa especializada, etc. El exponente
debe tener muy claro que tiene que aportar un valor adicional que no
puede ser reflejado en las pantallas, justificando así su presencia y
convirtiéndole también en mensaje. Su presencia es importante y
necesaria para liderar el tema que presenta y para esto tiene que
conducir a la audiencia a la interpretación y valoración del contenido
en función de lo que él/ella, como conocedor del tema considere.
En definitiva, con su presencia, el profesional debe aportar
valores de liderazgo, credibilidad y, sobre todo, emotividad al
contenido. De lo contrario, puede propiciar una sensación de
frustración en la audiencia que puede traducirse en expresiones
parecidas a estas:
- "Para leer no hubiera venido",
- "Había tantos datos en la pantalla que no he tenido tiempo ni de
leer, ni de escuchar al ponente".
- "El conferencista tiene mucho prestigio pero es aburrido".
- "Suerte que conseguiré la presentación y la podré revisar".
- "No he entendido nada, el conferencista debe pensar que sabemos
tanto como él".
Miedo escénico
¿Por qué sentimos miedo a hablar en público? Según los antropólogos,
el miedo a no ser aceptado o a ser rechazado es un factor que convive
con el individuo debido a nuestra condición humana de formar parte de
un grupo (comportamiento gregario).
Cuando tenemos que hablar en público nos exponemos a la crítica y a la
aceptación, o no, por parte de nuestras audiencias.
El miedo a "no dar la talla", a "quedarnos en blanco", a que "algunos
profesionales de la audiencia saben mucho más que yo", u otros temores
parecidos, pueden traducirse en síntomas de ansiedad extrema que deben
neutralizarse con algunas técnicas de respiración y visualización
entre otras opciones.
Algunas sugerencias prácticas para hablar en
público
Antes de pensar que hablar en público es difícil, imposible, y que
sólo algunos privilegiados pueden hacerlo, debemos considerar algunos
puntos que nos pueden aportar seguridad y auto confianza:
• Conocer muy bien el contenido a presentar.
• Las características de la audiencia y su relación e interés con el
tema.
• Tener claro la finalidad de la presentación: ¿por qué queremos
presentar?
• Qué objetivo queremos conseguir: ¿qué queremos que haga la audiencia
una vez finalizada la presentación?
• Seleccionar y jerarquizar la información más importante para la
audiencia. Aportar un exceso de información no nos garantiza su
correcta asimilación y comprensión por parte de ella.
Una vez realizadas estas reflexiones debemos diseñar el contenido y
plasmarlo en unas pantallas de Power Point, si así lo decidimos.
A tener en cuenta al diseñar el contenido
Las presentaciones en público son para ser escuchadas y no para ser
leídas.
Debemos evitar diseñar la presentación como si fuera un documento de
trabajo para su consulta.
Una vez diseñada la presentación debemos hacernos la siguiente
pregunta: ¿Mi audiencia puede leer e interpretar de una manera clara
mi comunicación? Si la respuesta es sí, debemos plantearnos si es
conveniente nuestra presencia como exponentes o podemos transmitir
este contenido por otra vía alternativa.
Las pantallas deben contener:
• Poca información y muy clara.
• Titulares cortos y de una sola línea.
• Frases cortas y claras.
• Imágenes muy claras y acordes con el tema presentado.
• Gráficos fáciles de interpretar.
• Fondos de pantalla adecuados al contraste del contenido.
Las pantallas deben evitar:
• Abusar de las mayúsculas. Se recomienda el uso de las minúsculas y
combinar los tamaños y el uso de las negritas.
• El uso excesivo de subrayados y signos de comunicación escrita como
el paréntesis.
• Las siglas en exceso. Deben explicarse brevemente, si consideramos
que nuestras audiencias pueden desconocerlas.
Exposición
El exponente debe transmitir auto confianza, cercanía con la
audiencia, generar un buen clima y sobre todo, dar respuesta a las
expectativas generadas al auditorio. Por una parte, lo hará preparando
muy bien su presentación, y, por otra, teniendo en cuenta los
siguientes factores entre otros:
• Mirar a la audiencia la mayor parte del tiempo, no a la pantalla
(aunque la sala sea muy grande, y no pueda ver a todos los
asistentes). La mirada es un signo de respeto, cortesía y también es
el primer escalón de la generación de confianza.
• Su expresión facial debe ser abierta, sincera y cercana.
• La voz debe transmitir seguridad y liderazgo sobre el tema (no
arrogancia). Hablar en público de pié no es lo mismo que mantener un
diálogo cara a cara con un interlocutor.
• El lenguaje corporal debe ser abierto. Los brazos y las manos nos
ayudan a comunicarnos y refuerzan nuestros mensajes. En consecuencia,
debemos evitar mantenernos rígidos , estáticos y "escondidos" detrás
del atril.
Finalizar una presentación
Una vez finalizada la presentación de nuestro
contenido no debemos olvidar cerrar la presentación, que no es más que
resumir los puntos más importantes que ya se han dicho, con el
objetivo de ayudar a la audiencia a recordarlos.
Si hay preguntas por parte de la audiencia, el exponente debe escuchar
con atención sin interrumpir y contestarlas de una manera clara y
corta, puesto que se supone que las preguntas de la audiencia son
aclaraciones; si desconoce la respuesta debe admitirlo, y adoptar el
compromiso de responder lo antes posible por la vía que determine.
Y por último y no menos importante: El ponente nunca debe dejarse
llevar por alteraciones emocionales, a consecuencia de la provocación
de algún miembro de la audiencia; responderá siempre con respeto,
educación, contundencia y auto confianza, nunca con arrogancia.
Modificado a partir
del artículo “El desafío de la comunicación”, de Núria
Vilamitjana.
Gracias!